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Las enfermedades crónicas más comunes en la tercera edad

     

    Enfermedades crónicas en la tercera edadLa tercera edad es una época de cambios absolutamente cruciales en la fisiología y el organismo de las personas, y tales cambios pueden hacer más vulnerables al adulto mayor a una serie de enfermedades.

    De hecho, los ancianos tienden a contraer una serie de enfermedades o dolencias crónicas, en las cuales son un grupo de riesgo.

    Se trata de enfermedades de duración larga y progresión lenta y paulatina, y que, según el Instituto Nacional de Estadística, las padecen 1 de cada 6 personas adultas en nuestro país. No obstante, algunas de estas dolencias o patologías son mucho más frecuentes en las edades avanzadas, por lo que es necesario conocerlas para saber a qué atenernos y poder prevenirlas y evitarlas en la medida de lo posible.

    Prevención de enfermedades crónicas

    Como indicábamos más arriba, es del máximo interés que desarrollemos una perspectiva sobre cuáles son las enfermedades crónicas en la tercera edad, que por su presencia y difusión resultan más comunes y habituales. Ello resultará fundamental para prevenirlas:

    • La diabetes. Es quizá la enfermedad crónica más presente en las edades avanzadas, puesto que la mayoría de las personas ancianas la padecen. Se puede atribuir a diversos factores: estrés, ansiedad, malos o insanos hábitos de alimentación, y la falta de actividad y vida sedentaria tan frecuentes en la ancianidad.
    • La gripe. Esta enfermedad, una verdadera epidemia todos los inviernos (dada la gran adaptabilidad del virus y que con las bajas temperaturas tenemos mucha mayor propensión al contagio) no acarrea las mismas consecuencias a las personas jóvenes y de mediana edad, que a los más mayores. En estos últimos, puede conllevar graves complicaciones de salud que requieran incluso el ingreso hospitalario, ya que suele degenerar en problemas respiratorios, como por ejemplo la neumonía.
    • La desnutrición. La pérdida o mengua del apetito es algo muy frecuente en la tercera edad, por lo que las personas de avanzada edad tienden a ingerir y absorber menos proteínas y vitaminas, con la desnutrición que ello supone. Además, pueden darse problemas anejos como la deshidratación o la anemia, entre otras tantas. Para enfrentar este peligro, es vital crear unos hábitos alimenticios y de dieta saludables para la persona anciana.
    • La artrosis y la artritis. La artritis es una inflamación de articulaciones muy frecuente en la tercera edad, y la artrosis proviene del desgaste del cartílago articular por los años y el uso. Ambas pueden producir molestias muy dolorosas, por lo que es necesario prevenirlas con algo de ejercicio físico a la semana. En casos en que ya se ha contraído, si el proceso tiene secuelas extremas se recomienda la intervención quirúrgica. Si no, lo recomendable es seguir un tratamiento a base de antiinflamatorios.
    • Demencias seniles y alzhéimer. Son enfermedades neurológicas que pueden producirse por causa de accidentes cerebrovasculares, de una mala nutrición e inactividad sobre todo psíquica y social, etc. De entre las enfermedades crónicas en la tercera edad, estas son de las más dañinas, por lo que han de prevenirse mediante el envejecimiento saludable y una dieta equilibrada.
    • Parkinson. Es otra enfermedad de tipo neurodegenerativo, que produce alteraciones y disfunciones en el movimiento, pero también en la cognición, en las emociones, y en las capacidades funcionales del individuo.
    • Hipertensión arterial. He aquí otra de las enfermedades crónicas en la tercera edad, que ha de prevenirse mediante una dieta adecuada, en que se prevenga el nivel de sodio, las grasas, etc, se lleve a cabo algo de actividad física semanalmente, y, por supuesto, se controle cotidianamente la presión arterial mediante tomas de tensión.

    Tratamiento de las enfermedades crónicas

    Como hemos visto, el tratamiento de estas dolencias difiere según la diferente naturaleza y grado de las mismas. Las enfermedades crónicas en la tercera edad han de prevenirse adecuadamente mediante un estilo de vida sano, para así evitarnos los trastornos de tales dolencias largas y repletas de molestias.