¿Qué es la distimia?
Distimia es un término creado por el psiquiatra norteamericano James H. Kocsis. Alude a un tipo de trastorno psíquico y emocional caracterizado por una depresión pertinaz, con frecuencia leve pero también con episodios más graves.
Es un término médico muy joven, ya que fue ideado en los 70 e introducido en el mundo clínico por la Asociación Americana de Psiquiatría en 1980.
La distimia tiende a persistir durante al menos un año en los niños, y durante al menos dos años en las personas adultas. Afecta principalmente a las personas mayores o ancianas, pero en realidad se extiende a todos los espectros de edad.
Es importante saber distinguir la distimia de otros tipos de trastornos depresivos. De lo contrario, no se podrá brindar el tratamiento oportuno y adecuado a esta dolencia psíquica, que además ejerce una presión y un impacto continuos sobre la persona afectada.
Síntomas principales de la distimia
¿Cuáles serían las características principales del trastorno distímico? Debemos señalar, como síntomas fundamentales de él, y que permiten distinguirlo de otros tipos de depresión:
- Pobre o escasa conciencia del propio estado anímico. El distímico apenas es consciente de que padece un trastorno, ni tan siquiera de que está deprimido.
- Negatividad. También cambios bruscos de humor por alteraciones emocionales.
- Anergia (debilitamiento de las energías y de las defensas del cuerpo o sistema inmune) y autoestima baja.
- Malestar general o fatiga. La distimia suele convivir con otras enfermedades en el mismo sujeto. Es lo que en términos médicos se denomina comorbilidad. La distimia y la enfermedad física con la que convive tienden a alimentarse mutuamente, hace a ambas más resistentes a cualquier tratamiento, y además cada una exacerba la gravedad de la otra.
- Síntomas vegetativos: insomnio o hipersomnia (exceso de sueño).
- Dificultades para concentrarse, y en general, pobre concentración.
- Dificultades para la toma de decisiones.
- Sentimiento general de desesperanza. También el afectado se desinteresa por las actividades cotidianas, padece sentimiento de culpabilidad, se hacemás irritable, y tiende a aislarse socialmente.
Existen dos formas de distimia:
- La llamada distimia de inicio temprano, que comienza antes de los 21 años de edad. En esta etapa se pueden observar síntomas de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). También rasgos comunes en ambos tipos de distimia, como los llamados síntomas vegetativos: de sueño, de apetito, de fatiga crónica, de pérdida de peso…
- La distimia de inicio tardío, que arranca con posterioridad a esas edades.
La distimia afecta más a las personas mayores
El envejecimiento es un proceso biológico y social que puede dejarnos más expuestos a trastornos psíquicos y emocionales.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que vejez y distimia no se hallan automáticamente vinculados, ni mucho menos. Innumerables personas transitan por una vejez psíquicamente saludable y ajena a este trastorno.
A edades avanzadas, no obstante, aumenta el riesgo de contraer este tipo de dolencias psíquicas. ¿Por qué? La vejez hace a las personas más vulnerables a determinadas enfermedades físicas crónicas, que naturalmente afectan al estado de ánimo. Pero también influyen en ello la dificultad para realizar actividades físicas u otras que hasta entonces motivasen a la persona, o la pérdida de seres queridos.
Asimismo, otro de los factores principales para una más aguda propensión de los mayores a los estados depresivos es la jubilación. Este es un cambio fundamental en la vida de cualquier persona y que puede conllevar secuelas psíquicas muy serias, pues se trata de pasar de un estado de larga actividad laboral que abarcaba años, a otro de inactividad larga e indefinida.
También las enfermedades cardiovasculares o la polimedicación, con sus múltiples inconvenientes psicosomáticos y efectos secundarios, pueden contribuir a esa propensión.
Cómo detectar y tratar la distimia
La distimia debe ser detectada a tiempo para curarla adecuadamente.
La mejor forma de detectarla son los tests psicológicos, tales como el test psicométrico.
Y para enfrentarla, existen tratamientos naturales, basados en diversos aspectos que resultan obvios: así por ejemplo, hacer ejercicio, salir más al aire librey evitar la reclusión, cultivar las relaciones sociales y asimismo evitar el aislamiento… También practicar la relajación y la meditación, tomar vitaminas(sobre todo suplementos vitamínicos y vitaminas C y E), crear una rutina de actividades (para no sufrir la sensación de vacío propia de los trastornos depresivos), u omitir el alcohol en la dieta, ya que al fin y al cabo es una sustancia depresora que influye en desórdenes anímicos y del sueño.
No obstante, el tratamiento natural nunca es tan eficaz como la ayuda de profesionales. Los servicios de psicoterapia a domicilio son una de las mejores opciones, como en menor medida los fármacos antidepresivos o la paroxetina. Pero es la terapia la solución más recomendable, ya que ayuda al sujeto a explorar el problema en su raíz auténtica, y así poder suprimirlo definitivamente.
Combatir los trastornos depresivos es esencial para poder crecer como personas y aumentar nuestra calidad de vida. Y para conseguirlo, un profesional puede ser de gran ayuda.