El envejecimiento produce una cierta mengua de las facultades físicas, y a menudo apareja también ciertos problemas y dolencias que se relacionan con estos procesos de cambio físico. Así, en la tercera edad se da un envejecimiento de los tejidos óseos y musculares, y de las articulaciones, lo que hace que las enfermedades articulares sean mucho más frecuentes. El tratamiento de la artrosis es necesario en las edades avanzadas: sea para prevenirla, sea para confortar a la persona afectada y reducir al mínimo posible las consecuencias de este problema.
El envejecimiento saludable y también, por otra parte, la prudencia en los esfuerzos físicos, son dos aspectos vitales a la hora de evitar la artrosis o disminuir el alcance de esta. Pero primero es necesario informarse sobre la naturaleza de esta dolencia, para así poder eludirla y combatirla.
Qué es la artrosis
La artrosis es una enfermedad reumática de las articulaciones que se caracteriza por el paulatino desgaste del cartílago de estas. El tejido cartilaginoso está ahí para proteger los extremos de los huesos, y además hacer posible el suave deslizamiento de estos entre sí. Lógicamente, si el cartílago articular se desgasta, los huesos se rozan y ello da lugar a dolores, problemas y pérdidas de movilidad, e inflamaciones. Afecta fundamentalmente a rodillas, caderas, manos y espalda (es decir: las partes, por así decirlo, más utilizadas), pero también puede perjudicar a otras articulaciones de nuestro cuerpo.
Se trata de una dolencia muy extendida entre la población. Por ejemplo, en nuestro país, la artrosis de rodilla, posiblemente su modalidad más frecuente, afecta a un 16% del total de la población adulta.
Las causas inmediatas de la artrosis son desconocidas, pero se apuntan algunos factores que se cree pueden ser detonantes de su aparición, habida cuenta de la cantidad de casos en que vienen asociadas a esta dolencia. Así:
- Sobrepeso. El exceso de peso puede ser un factor que favorezca la artrosis, por el mayor peso y trabajo que han de soportar las articulaciones y los cartílagos articulares ante la mayor masa corporal.
- El envejecimiento. El transcurso de los años y el mucho tiempo de uso de las articulaciones son lógicamente otro factor que puede dar lugar al desgaste y a la artrosis.
- Factores de tipo genético. Los genes condicionan la aparición de numerosas clases de dolencias, y la artrosis probablemente no ha de ser una excepción a ello.
- Golpes y lesiones. Otro posible factor bastante lógico en cuanto que causante del desgaste articular.
Síntomas de artrosis
La sintomatología en que se manifiesta esta dolencia es otro aspecto que debemos conocer en detalle para el tratamiento de la artrosis. Sus rasgos primordiales y definitorios son:
- Dolor de las articulaciones perjudicadas.
- Limitaciones motrices.
- Frecuentes crujidos.
- Derrames sanguíneos en la zona de la articulación afectada.
Consejos para el paciente de artrosis
Los consejos que hay que seguir tanto para la prevención como para el tratamiento de la artrosis, se resumirían así:
- Seguir una dieta equilibrada y evitar el sobrepeso.
- Hacer ejercicio moderadamente y con la regularidad suficiente para mantener unas buenas condiciones físicas.
- A determinadas edades, evitar los deportes de contacto o que comporten una excesiva carga o impacto sobre las regiones articulares.
- Evitar posturas forzadas, y tratar de no permanecer en una misma postura durante un tiempo muy prolongado.
- Dormir en colchones más o menos duros, y usar sillas de respaldo alto que recojan bien las vértebras.
- Emplear un calzado adecuado. La mala pisada y los problemas podológicos son otro factor de desgaste articular.
- Aplicar calor a las zonas perjudicadas para aplacar los dolores y relajar los músculos.
- Y, por supuesto, tomar la medicación indicada por el médico especialista.